miércoles, 23 de abril de 2014

La procesión termina en casa

Cansados, doloridos, sudorosos... pero muy motivados. Así se pueden sentir cada uno de los costaleros de cualquiera de las hermandades de la Semana Santa alicantina cuando finaliza su procesión. La adrenalina y los nervios del principio se convierten en orgullo. Sacan fuerzas de flaqueza para devolver al templo del que salieron horas antes a las imágenes que con veneración han llevado a hombros o a costal por las calles de Alicante.

Si las salidas de los pasos desde las iglesias o ermitas son hermosas el regreso, en algunos casos, son incluso más emotivas. Y por eso, poco a poco, es cada vez más la gente que espera largas horas para alentar y aplaudir a los honrosos costaleros en su último esfuerzo. 



Los costaleros de la Virgen de los Dolores y San Juan de la Palma saben bien lo que significa el apoyo del público en el regreso. Y es que, el empuje de los cofrades, costaleros, nazarenos, damas de mantilla y público en general, es fundamental para que puedan tomar con fuerza bajo el trono de palio la calle Villavieja. Todos juntos cantan al unísono y bajo los acordes de la banda de música el imno de la Virgen. Y lo hacen acompañando la subida del paso de frente a las imágenes y caminando hacia atrás. Este momento es conocido como 'La Cangrejada'.

La emoción del momento se nota en los rostros emocionados de los devotos de la Virgen. Y se puede sentir entre los costaleros que bajo el paso hacen el último esfuerzo para subir de un tirón la calle Villavieja para volver al templo al que entran, de nuevo, de rodillas. Es el apoyo de la gente, el cariño de los cofrades y el esfuerzo de los valientes costaleros los que dan el valor al regreso a casa de la Virgen de los Dolores. 

Lo mismo ocurre el Lunes Santo con el 'Morenet'. El Patron de los Hombres del Mar regresa a la ermita del barrio mariniero del Raval Roig del que sale horas antes. Y lo hace a través de la pasarela peatonal que une la playa del Postiguet con el barrio. Los costaleros hacen malabarismos para conseguir hacer cruzar el trono y subir el tramo de escaleras que une con la calle Virgen del Socorro.


Apláusos y vítores para apoyar a los hombres y mujeres que con esfuerzo consiguen concluir la procesión donde toca. Una vez en la ermita, de nuevo, los movimientos medidos y la barandilla que obliga a dejar el paso prácticamente en el aire. Los alicantinos y visitantes esperan, hasta casi la media noche, para ver entrar al 'Morenet' con el esfuerzo y devoción que lo portan los costaleros.

La Semana Santa Alicantina tiene momentos únicos. Las hermandades trabajan por conseguir que así sea. La procesión termina cuando las imágenes descansan en sus ermitas y parroquias.

No hay comentarios:

Publicar un comentario